UNICEF informa de que aproximadamente 160 millones de niños -uno de cada 10 niños en todo el mundo- estaban sometidos a trabajo infantil a principios de 2020, incluidos 63 millones de niñas y 97 millones de niños. En los países más pobres del mundo, UNICEF informa de que algo más de uno de cada cinco niños de entre 5 y 17 años realizan trabajo infantil, es decir, “cuando son demasiado jóvenes para trabajar o participan en actividades peligrosas que pueden comprometer su desarrollo físico, mental, social o educativo.”
El 12 de junio, las instituciones humanitarias y la comunidad internacional -incluidas las organizaciones católicas- celebraron el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, en un esfuerzo por llamar la atención sobre la magnitud del problema y los esfuerzos necesarios para eliminarlo.
También marcó el 25 aniversario de la adopción del Convenio Nº 182 de la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas, sobre las peores formas de trabajo infantil (1999). En 2020, fue el primer convenio de este tipo ratificado universalmente.
Con el Convenio de la OIT, “el mundo asumió el solemne compromiso de tomar medidas inmediatas y eficaces para poner fin a las peores formas de trabajo infantil”, afirmó Benjamin Smith, Especialista Principal en Trabajo Infantil de la OIT. Esto “incluye la esclavitud y prácticas similares, la explotación sexual comercial, el uso de niños en actividades ilícitas como el tráfico de drogas, y el trabajo peligroso que afecta a su salud y seguridad”.