El río es sagrado para el pueblo Kukama, que cree que sus antepasados residen en el fondo del río. Están dispuestos a proteger el río Marañón. Ganaron el caso en los tribunales. Por primera vez en la historia del país, se concedió personalidad jurídica a un río, con derecho a fluir libremente y libre de contaminación. Mari Luz Canaquiri Murayari, una mujer Kukama, se ha convertido en la gran defensora del río Marañón.
Informe Medioambiental Goldman
Con un recorrido de más de 1.000 millas, desde el glaciar Nevado de Yapura en la cordillera de los Andes en Perú a través de valles y bosques hasta desembocar en el río Ucayali para formar el río Amazonas, el río Marañón es una presencia enorme que da forma a una cuenca de 89 millones de hectáreas.
El río Marañón y sus afluentes son la savia de la selva tropical peruana y sustentan el 75% de los humedales tropicales del país. Alberga delfines rosados, nutrias gigantes de río, manatíes, caimanes negros y 156 especies de peces. Los bosques de la cuenca albergan miles de especies vegetales y son el hábitat del mono lanudo de cola amarilla, el jaguar y el oso de anteojos.
Además de albergar una biodiversidad de importancia mundial, el río Marañón atraviesa tierras que contienen algunas de las mayores reservas de petróleo y gas de Perú. En la década de 1970, el gobierno peruano empezó a otorgar concesiones de perforación en la región, lo que llevó a la construcción del gigantesco Oleoducto Norperuano a lo largo del río hasta las ciudades y puertos costeros. La nueva industria alteró profundamente el paisaje a lo largo del río y, con él, los ecosistemas, los medios de vida y la salud de las comunidades ribereñas.
VERTIDOS DE PETRÓLEO
En 2014, la región representaba el 40% de la producción de petróleo de Perú, y los efectos han sido devastadores. Desde 1997, se han producido más de 60 vertidos de petróleo a lo largo del río Marañón, algunos de ellos catastróficos. Además de los efectos sobre la fauna y los medios de vida locales, proliferaron los problemas de salud; un estudio de 2021 reveló niveles elevados de plomo, mercurio, arsénico y cadmio en la sangre de los miembros de la comunidad ribereña.
En 2010, el gobierno peruano anunció un plan para construir 20 proyectos hidroeléctricos a lo largo del río Marañón. Hasta 2024, se ha construido uno y se han aprobado otros dos proyectos. Mari Luz Canaquiri Murayari, de 56 años, es una mujer kukama que creció en Shapajilla, una comunidad a orillas del río Marañón. El río es sagrado para el pueblo kukama, que cree que sus antepasados residen en el fondo del río.
El pueblo kukama es uno de los muchos grupos indígenas que viven a orillas del río Marañón y son los guardianes tradicionales del río sagrado y sus bosques tropicales. Dependen del río para el transporte, la agricultura, el agua y la pesca. Su dieta principal es el pescado extraído del río. Como tales, las comunidades ribereñas son especialmente vulnerables a la contaminación del agua y, durante años, los lugareños han sufrido fiebres, diarreas, erupciones cutáneas y abortos espontáneos tras los vertidos de petróleo.

DEFENSA DEL RÍO
Tras un importante vertido de petróleo en el río en el año 2000, Mari Luz representó a la comunidad con otros líderes y observó que había muy pocas mujeres visibles. En 2001, motivada para hacer frente a los continuos vertidos de petróleo que amenazaban el río y a la falta de oportunidades de liderazgo para las mujeres, Mari Luz fundó la Asociación de Mujeres Huaynakana Kamatahuara Kana («Asociación de Mujeres Trabajadoras» o «HKK»), una asociación de mujeres kukama que aborda los retos sociales, económicos y medioambientales.
En 2010, casi 400 barriles de petróleo cayeron de una barcaza cerca del puerto de Saramuro, derramando miles de galones de crudo en el río Marañón. Los daños del incidente fueron catastróficos, causando una mortandad masiva de peces y graves problemas de salud a los kukama, que no tuvieron otra opción que consumir el agua contaminada del río.
Como presidenta voluntaria de HKK, Mari Luz había trabajado en cuestiones medioambientales y en la promoción del liderazgo femenino. Tras el vertido de Saramuro, situó a HKK como actor clave en cuestiones medioambientales y asumió el papel de portavoz de la comunidad.
Cuando el gobierno peruano anunció un proyecto de dragado del río en 2014, Mari Luz se puso en contacto con el Instituto de Defensa Legal –una ONG peruana– y comenzó a explorar estrategias legales para proteger el río Marañón. HKK demandó al gobierno para detener el proyecto debido a la ausencia de consulta con las comunidades locales.
La experiencia, que finalmente logró detener el proyecto de dragado, educó a Mari Luz sobre el proceso de consulta ambiental y la falta de reconocimiento por parte del sistema legal peruano de la administración indígena de recursos naturales como bosques y ríos.
En 2020, HKK había crecido hasta incluir a 29 comunidades kukama, lo que ayudó a posicionar a la asociación para actuar formalmente en defensa del río.

En septiembre de 2021, HKK, con el apoyo del Instituto de Defensa Legal, International Rivers y Earth Law Center, presentó una demanda solicitando el reconocimiento de la personalidad jurídica del río Marañón para protegerlo de los vertidos de petróleo y otras formas de destrucción.
Durante el proceso judicial, Mari Luz se convirtió en la cara pública del caso. Con HKK, organizó reuniones comunitarias, habló en conferencias de prensa y fue una de las pocas mujeres kukama que testificaron ante el tribunal.
DERECHOS LEGALES DEL RÍO
En marzo de 2024, tras más de dos años de litigio, el tribunal federal falló a favor del pueblo Kukama y del río Marañón. La histórica decisión reconocía el valor intrínseco del río y su derecho inherente a no sufrir contaminación ambiental y a seguir fluyendo libremente.
Fue el primer río al que se concedieron derechos legales en Perú. El tribunal declaró que el gobierno peruano –y su empresa petrolera estatal, Petroperú– habían violado esos derechos, ordenando a las autoridades que abordaran inmediatamente los vertidos de petróleo y crearan un plan de protección para el río y sus afluentes. La decisión proporciona un nivel de protección jurídica sin precedentes para el río y permite a los kukama y a otros gru- pos indígenas participar activamen- te en su conservación.
El pasado mes de abril, Mari Luz Canaquiri Murayari recibió el Premio Medioambiental Goldman, conocido como el «Nobel Verde».