febrero 9, 2025
Las expectativas de Sudán del Sur

Las expectativas de Sudán del Sur

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En el testimonio de la hermana Elena Balatti, misionera comboniana, Sudán del Sur vive una #Cuaresma de doble expectación «la espiritual por la Resurrección de Cristo y la civil por las elecciones que deberían celebrarse a finales de año y que podrían ayudar a construir una verdadera identidad nacional».

La ronda electoral, explica la hermana Elena Balatti, misionera comboniana que trabaja en Malakal, tiene una gran importancia para el país. Podría dar legitimidad democrática al sistema político e iniciar una nueva temporada de crecimiento humano y económico. Pero, sobre todo, podría traer un periodo de paz, tras años de guerra civil que han agotado a la población.

Las elecciones son, de hecho, el punto final de los acuerdos de paz de 2015 y 2018. En esas votaciones hay, por tanto, una fuerte esperanza de la gente corriente de una vida normal y próspera.

Sudán del Sur es una nación joven. Tras independizarse de Sudán, se ha enfrentado a una devastadora guerra civil que ha enfrentado al presidente Salva Kiir y a su adjunto Riek Machar. Detrás de ella había tensiones entre los dos principales grupos étnicos: los dinka y los nuer. El conflicto ha matado a decenas de miles de personas, destruido infraestructuras y paralizado la economía sudanesa, desplazando a más de ocho millones de personas que se suman a los más de dos millones de ciudadanos obligados a abandonar sus hogares antes de la guerra civil.

La situación sobre el terreno es compleja. El informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases informó de que entre septiembre y noviembre de 2023, el número de personas que sufrían inseguridad alimentaria aguda era de 5,83 millones, el 46% de la población. Entre julio de 2023 y junio de 2024, se estima que 1,65 millones de niños de entre seis meses y cinco años sufrirán desnutrición aguda, de los cuales 480.000 padecerán desnutrición aguda grave.

En el país, prosigue la hermana Elena, hay una tensión latente. En las grandes ciudades, como Juba y Malakal, el clima político es peligroso y muchos temen que estalle la violencia generalizada. Los episodios relacionados con conflictos interétnicos e Inter clanes son muy frecuentes. Muchas tensiones también están relacionadas con los robos de ganado, que desgraciadamente se intensifican durante la estación seca. En el pasado, estos enfrentamientos se producían con armas blancas, y hoy, por desgracia, las armas automáticas están muy extendidas, con el resultado de muchos muertos y heridos.

Hna. Elena Balatti, misionera comboniana. Foto cortesía: Info Catolica

En este contexto, la Iglesia católica continúa su lucha por la paz y la reconciliación, empujada por el Papa Francisco que, en su viaje apostólico a Sudán del Sur en 2023, dijo entre otras cosas: Este es el camino: respetarse, conocerse, dialogar. Una actitud esencial para los procesos de paz y también indispensable para el desarrollo cohesionado de la sociedad. Y al país niño, como lo llamó, para pasar de la incivilidad de la confrontación a la civilización del encuentro, le indicó los caminos para realizar y afirmar la realidad pública poniéndose al servicio del bien común, porque la finalidad del poder es servir a la comunidad: la lucha contra la corrupción, frenar la llegada de armas, el desarrollo de políticas sanitarias adecuadas, infraestructuras vitales y, de manera especial, el papel primordial de la alfabetización y la educación.

La Iglesia sudanesa vive un año dedicado a la Eucaristía. Un periodo dedicado al conocimiento, al amor y a la difusión de la devoción eucarística. En este período fuerte que es la Cuaresma, prosigue la religiosa, «invitamos a la gente a valorar el don de la Eucaristía y a conjugarlo con una profunda conversión de los corazones. Aquí, en Sudán del Sur, una nación donde la pobreza está muy extendida y que vive una profunda emergencia social, es difícil proponer la práctica del ayuno en Cuaresma. Sin embargo, es importante seguir un camino de conversión y de compartir. Muchas personas atraviesan una grave crisis económica y por eso pedimos a los que más tienen que lo pongan a disposición de los que sufren».

Hna. Elena Balatti, misionera comboniana

En las ciudades del Sudan del Sur, las celebraciones son muy sentidas por los fieles. En otras zonas, donde la presencia y la tradición de las distintas confesiones cristianas es más fuerte, los misioneros y misioneras intentan reforzar el mensaje católico y la tradición de la Cuaresma, una tradición que gira en torno a la Eucaristía, el rosario, el Vía Crucis y la adoración. Es un trabajo complejo, «fuera de las ciudades, hay pocos religiosos y religiosas. Los catequistas hacen lo que pueden con su conocimiento de las lenguas locales y la oración. Pero años de inseguridad y conflictos también han dificultado ayudarles a tener una formación más sólida. Desde 2020, hemos iniciado nuevos cursos, más estructurados, centrados en el estudio de las Escrituras y los sacramentos. Estoy segura de que pronto se verán los resultados».

Vía: Comboni.org