enero 25, 2025
PÉRDIDA Y DESPERDICIO DE ALIMENTOS. En América Latina y el Caribe

PÉRDIDA Y DESPERDICIO DE ALIMENTOS. En América Latina y el Caribe

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Durante los últimos años, la población de América Latina y el Caribe ha registrado un aumento preocupante en sus cifras de hambre, especialmente entre los más pobres de la región. Cuando hablamos de inseguridad alimentaria en nuestra región, así como en el resto del mundo, nos damos cuenta de que esta es una problemática que no proviene de una deficiente producción de alimentos.

Mario Lubetkin, representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO.

De acuerdo con estimaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), América Latina y el Caribe podrían alimentar a más de 1300 millones de personas, es decir, el doble de su población.

¿Dónde surge este problema entonces? Un factor relevante en esta materia es la pérdida y desperdicio de alimentos, cuya prevención es fundamental en el desarrollo de los sistemas agroalimentarios. En

2019, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció por primera vez el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA), reconociendo así el impacto positivo que puede tener el revertir las PDA en la seguridad alimentaria y nutricional de la población.

A cuatro años de la instauración de este día, debemos hacer un balance de lo que hemos logrado, mirar hacia adelante y tomar acciones de forma inmediata para revertir un escenario complejo que tiene costos en materia económica, social, medioambiental y moral.

De acuerdo con cifras de la FAO, 13% de los alimentos del mundo se pierde en la cadena de suministro, desde la postcosecha antes de la venta al por menor, y otro 17% se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista. Los niveles más altos de pérdidas ocurren en alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras (32%), carne y pescado (12,4%).

Las ineficiencias a lo largo de la cadena alimentaria y en el consumo también tienen un gran impacto en el medio ambiente. Por tanto, la prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos puede ayudar a combatir el hambre y las consecuencias del cambio climático, a causa de la emisión de gases de efecto invernadero.

La evidencia científica actual da cuenta de soluciones innovadoras que apoyan a la agricultura familiar, a los sistemas de distribución y abastecimiento, a impulsar acciones de bioeconomía circular y a orientar inversiones y financiamiento para desarrollar sistemas de vigilancia y alerta temprana para evitar las PDA, así como marcos legales integrales que apunten a la prevención. Pero aún no es suficiente.

A fines de agosto, la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, con su sede e Santiago, organizó un debate sobre cómo prevenir y reducir las pérdidas y los desperdicios de alimentos en el contexto de la seguridad alimentaria y la nutrición, que contó con la participación de El Vaticano, representantes del gobierno de Chile y de la FAO.

Esta conversación profundizó ideas y soluciones para pasar de la reflexión a la acción y entender que poner fin al fenómeno de la pérdida y desperdicio de alimentos tiene un impacto directo en la vida de las personas y de la sociedad en su conjunto.

El camino es claro: para hacer frente a esta situación es imperativo trabajar de forma coordinada y multisectorial para lograr resultados rápidamente. Los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y la academia deben sumar esfuerzos, generando evidencia, inversiones en infraestructura y en tecnología, entre otras medidas para hacer frente a esta situación.

Aún falta mucho por hacer. La pérdida y el desperdicio de alimentos debe ser abordada desde una perspectiva ética, política y científica. Todas y todos somos responsables de este desafío.

En América Latina y el Caribe las pérdidas y desperdicios de alimentos per cápita alcanzan los 223 kg al año, una cifra que los países quieren reducir a la mitad al año 2030 a través de una nueva Alianza Regional para la Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, señaló la FAO.

Este fue el principal acuerdo logrado durante el primer diálogo regional sobre pérdidas y desperdicios de alimentos, que se llevó a cabo en Santo Domingo, República Dominicana, con la presencia de autoridades, representantes de ministerios, expertos y actores de los sistemas agroalimentarios de diez países.

Los participantes acordaron con la FAO una estrategia para la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos, cuyo punto central es la creación de la alianza regional, en línea con los nuevos Objetivos de Desarrollo del Milenio y el Plan de Erradicación del Hambre de la CELAC.

UNA PRIORIDAD REGIONAL AL MÁS ALTO NIVEL

La reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos es una de las líneas de acción del Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC, el principal acuerdo regional para alcanzar hambre cero al año 2025.

Además, los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la comunidad internacional para ampliar y profundizar los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluyen la necesidad urgente de reducir a la mitad el total de alimentos perdidos o desperdiciados, como una meta hacia el año 2030.

METAS COMUNES PARA LA REGIÓN

Durante el diálogo regional se acordaron una serie de acciones inmediatas: la necesidad de involucrar a actores públicos, privados y de la sociedad civil en la conformación de comités nacionales y locales como instancias facilitadoras con programas estratégicos orientados a reducir a 50% las pérdidas y desperdicios de alimentos per cápita al 2030, en función de las características de cada país.

Actualmente, Costa Rica y República Dominicana cuentan con estos comités y se han iniciado procesos similares en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, San Vicente y las Granadinas, y Uruguay.

Asimismo, se recomendó el establecimiento de una línea de base para medir el estado actual y los avances hacia la disminución de las pérdidas y desperdicios alimentarios en los países y en la región.

El apoyo a la difusión de conocimientos, metodologías e innovación entre los países también fue acordado durante el diálogo regional, durante el cual se señaló la importancia de que la FAO apoyara la formulación de un código de conducta internacional para la reducción de pérdidas y desperdicio alimentarios.

Finalmente, los participantes manifestaron su compromiso por impulsar la institucionalización de este tema en las políticas de los países, a través de leyes, normas, reglamentos y programas públicos.

Al cierre del evento, la FAO reiteró su compromiso para que a partir de la colaboración entre los países, la región logre armonizar sus esfuerzos, identificar las necesidades y potenciar los avances logrados hasta la fecha.

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