El obispo maronita de Damasco, monseñor Nassar, advirtió que sin las nuevas generaciones “la Iglesia pierde sus cimientos y no tiene futuro” en la región. “Estamos espantados” por el conflicto en Gaza, que representa una amenaza para todos; desde hace 12 años “vivimos en una situación de peligro incesante, a la espera de una paz” que tarda en llegar: así describe monseñor Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco, el clima que se respira en la capital siria en estas semanas de profunda tensión en toda la región de Medio Oriente.
Un cuadro de violencia y terror, que se superpone a una realidad ya crítica por las profundas dificultades económicas, políticas y sociales. “Precisamente teniendo en cuenta lo que está sucediendo en la Franja» -añadió el prelado-, hemos decidido cancelar las festividades y celebraciones relacionadas con la Navidad, manteniendo únicamente las celebraciones religiosas.
La guerra, la economía de rodillas, el terrorismo, las pandemias y los terremotos y, más recientemente, el conflicto de Gaza: son muchas las sombras que se ciernen sobre el futuro del país y de sus jóvenes, que optan cada vez más por el éxodo, por huir al extranjero, al no encontrar horizontes ni perspectivas en casa. Y este es el tema principal en torno al cual gira el mensaje de Adviento de monseñor Nassar, en el que subraya que, sin las nuevas generaciones, “la Iglesia pierde sus fundamentos y no tiene futuro”.
“¿Es posible imaginar una Iglesia sin jóvenes?”, se pregunta el prelado, y concluye: “Por eso, pido que la luz de la Navidad brille en el corazón de estos jóvenes y les devuelva un poco de esperanza”.