La cita está fijada para el lunes 4 de septiembre: a las 9.30 de la mañana, en el último compromiso público de su Viaje Apostólico a Mongolia antes de la ceremonia de despedida, el Papa Francisco se reunirá con los agentes de la caridad, y en ese contexto – como indica el programa de la visita papal – inaugurará la “Casa de la Misericordia”.
El proyecto comenzó en 2019. Fue entonces cuando el Prefecto Apostólico de Ulán Bator (y ahora Cardenal) Giorgio Marengo, consultando también a los misioneros, tuvo la intuición de abrir un centro social para cuidar y asistir a mujeres y menores víctimas de la violencia doméstica.
La intuición se ha desarrollado desde entonces, y la “Casa de la Misericordia” se ha convertido, según las intenciones de todos los implicados en el proyecto, en un lugar acogedor donde las personas con problemas y vidas heridas pueden encontrar atención, consuelo y paz.
La estructura tiene tres plantas, más un sótano, y se convertirá no sólo en un refugio temporal para mujeres y menores obligados a huir de sus hogares por los malos tratos sufridos, sino también en un puesto de primeros auxilios para atender a personas sin hogar que hayan sufrido heridas o lesiones en las circunstancias de su vida en la calle.